Ya no soy la misma es una novela romántica, los protagonistas son Tang Muyue y Li Xuanxiao, puedes leer esta novela en línea en la página web de Joyread Español.
Excerpt
El mal olor a sangre inundaba la prisión fría.
—¿Por qué...? —Tang Muyue se retorcía del dolor en el piso. Se veía muy delgada con su enorme uniforme de preso. Tosía con intensidad y vomitaba sangre. El dolor era insoportable, como si cientos de cuchillos le estuvieran revolviendo el estómago, causándole que casi pierda el conocimiento. El veneno letal le había ocasionado efectos horribles—. ¿Por qué... por qué me tratas así? —Levantó la cabeza y miró a la reclusa enfrente de ella con los ojos llenos de odio.
—Ja, ja. ¿Estás preguntando por qué envenené tu comida? —La reclusa se reía de un modo cruel y mostraba mucho desdén, aunque con una pizca de compasión por la mujer arrodillada en el piso—. ¡Alguien me pagó para que te matara! La culpa la tienes tú por existir, ¡porque te estabas entrometiendo en el camino de su felicidad!
—¿Quién...? —Tang Muyue intentaba mantenerse consciente mientras presionaba las rodillas contra su estómago.
—Bueno, como te estás muriendo, bien podré decirte la verdad. ¿No estabas por casarte con el joven amo Li? ¡Por eso! ¡Ella quería que tú desaparecieras de este mundo! Cuando ya no estés, ellos podrán estar juntos...
El dolor intenso se extendió por su cuerpo, quitándole por completo la lucidez, y en ese momento, una imagen clara pasó por su mente: «¡Es esa maldita mujer, Song Jingyuan! ¡Nunca hubiera esperado que hiciera algo tan atroz, tan depravado!». Los ojos se le llenaron de lágrimas y se quejaba por el intenso dolor mientras sentía remordimiento y arrepentimiento.
Song Jingyuan, que solía ser su mejor amiga, ¡era también la mujer que había planeado su muerte! De a poco, había medido sus pasos, y sus acciones, al final, habían llevado a Tang Muyue a la cárcel. ¡También por su causa había perdido al mejor hombre que podía tener en el mundo!
Ese hombre, tan apuesto como un dios, solía consentirla, pero, debido a las calumnias de Song Jingyuan, había hecho todo lo posible para que él perdiera interés en ella y había terminado alejándolo.
Fue recién en ese momento que se dio cuenta de que la había engañado por completo. No solo se había convertido en el payaso más miserable del mundo, sino que también había acabado en prisión y, entonces, estaba luchando solo para sobrevivir. ¿Qué más podía hacer incluso si se arrepentía de sus acciones? Ya no merecía a ese hombre...
—¡Puaj! —Vomitó otra bocanada de sangre. Yacía en el centro de la celda, en un charco de su propia sangre carmesí. Las lágrimas caían de sus ojos y su mirada se perdió en la habitación llena de una oscuridad eterna. El dolor agudo en el abdomen ya no parecía tan insoportable: sentía un remordimiento tan profundo que ni siquiera la muerte podía borrar.
La otra reclusa dejó salir un largo suspiro cuando vio el estado en el que se encontraba, luego se acercó y le cerró los ojos con compasión. Esa mirada, llena de odio y arrepentimiento, había dejado de existir y lo que quedaba era un hermoso rostro sin vida. La reclusa soltó otro suspiro antes de dar media vuelta y marcharse, y solo quedó el olor putrefacto a sangre en la habitación.
El odio y el arrepentimiento envolvían a Tang Muyue de pies a cabeza.
